Título: Ojos.
Autor: *Runa*.
Género: Comedia/Romance.
Aclaraciones: One-shot original. Los personajes son míos y de nadie más.
Andrea ya estaba oficialmente harta. ¡No estaba enamorada! ¡Y menos aún de Fernando!
-¡Que testaruda eres! –le recriminó Flor. Estaban reunidas las cuatro amigas que, según Andrea, eran las cuatro mosqueteras.
-No soy testaruda –se defendió Andrea-. Sólo soy…
-¿Terca? –la interrumpió Raina, sonriendo.
-¿Obstinada? –inquirió Carla con sorna.
-¿Cabeza dura? –agregó Flor, aguantándose la risa.
-Sólo soy persistente –repuso la muchacha, testaruda como ella sola.
Sus amigas alzaron los ojos al cielo. Hacía un buen tiempo que Andrea estaba enamorada de Fernando, pero su obstinado cerebro se rehusaba a admitirlo.
-Hay una manera muy simple de saber si él está tan enamorado de ti como tú de él –afirmó Carla. Andrea puso atención casi al instante.
-¿Ah, sí? ¿Cómo? –preguntó la joven, traicionándose.
-¡Ja! ¡Lo sabía!-. Flor había saltado de su asiento y ahora apuntaba a la rubia con el dedo-. ¡Admitiste estar enamorada de él!
-¿Q-qué? ¡No!-. La cara de Andrea enrojeció notoriamente.
-No lo negaste –dijo Raina, sonriendo con picardía. Andrea abrió la boca para protestar, pero la cerró casi al instante. Ella sola se había echado de cabeza, no podía quejarse esta vez.
-Sólo di que piensas hacer –pidió la chica, enfurruñada en su asiento.
-Ya lo verás, pequeña saltamontes –le dijo Carla, poniendo énfasis en las dos últimas palabras. Andrea le lanzó una almohada.
Un Rato más tarde, Fernando tocaba el timbre de la casa de Flor. Estaba levemente extrañado, pues no se esperaba que lo llamaran tan de improviso. Carla y Raina le abrieron la puerta, y lo guiaron a la sala de estar. En ella estaban sentadas Flor y Andrea, esta última con los ojos vendados.
-Fernando, necesito vendarte los ojos –le explicó Carla, mirándolo fijamente a los ojos. El chico la observó receloso.
-¿Para qué?
-Sólo hazlo –indicó Flor.
-Ehm… ok –aceptó Fernando, cuyo instinto decía que tenía que salir huyendo. Las tres amigas de Andrea sonrieron y Raina se dispuso a taparle los ojos al chico.
Después de tener a ambos con los ojos vendados, Carla empezó a hablar.
-Fernando, ¿de qué color son los ojos de Andrea?
-Eh… no estoy seguro, creo que son grisáceos. No sé bien.
-Andrea, ¿de qué color son los ojos de Fernando?
-Tampoco estoy segura. Sólo sé que son oscuros.
Las otras tres jóvenes se miraron sonrientes y Carla les quitó las vendas. Andrea y Fernando se miraron, comprobando el color de ojos del otro y, al preguntar el chico por qué se hizo tanto teatro, Carla se limitó a responder:
-Cuando te enamoras de alguien, olvidas el color de sus ojos-. Andrea y Fernando se quedaron mudos y enrojecieron.
domingo, 5 de octubre de 2008
Euforia.
Título: Euforia.
Autor: *Runa*.
Género: Comedia.
Aclaraciones: One-shot original. Todos los personajes y la trama son de mi completa autoría.
Saltaba encima de su cama, entonando la canción a voz en cuello. Los estruendosos versos de “Best Friend” retumbaban por la casa casi vacía.
Andrea no cabía en sí de alegría. ¡Fernando y esa chica habían terminado! Claro, después de tres meses "nada" muerta de celos, esta noticia era la mejor del mundo. Pero en esta ocasión, la joven se había guardado muy bien su opinión.
A sus dieciséis años, Andrea seguía siendo una niña. Esa tremenda euforia, a causa del sufrimiento de su amigo, era una actitud infantil y ella lo sabía. Pero, ¿no tenía derecho, después de meses verde de celos, para alegrarse con semejante noticia? ¿No podía ser infantil, aunque sea en su habitación?
El sonido incesante del celular era ahogado por la voz desafinada de Andrea y el volumen de la radio, por lo que la chica no se dio cuenta de las tres llamadas perdidas hasta que…
-¡Andrea! ¡Ábreme la puerta!
… la voz de Fernando se hizo oír por encima del bullicio. Andrea se quedó quieta, muda y bastante ruborizada.
-¡Sé que estás ahí!-. La voz del chico sonaba molesta. Mala señal.
-¡Fer! –gritó Andrea asomándose por la ventana de su cuarto, en la planta alta. -¡¿Qué pasa?!
-¡¿Me puedes abrir la puerta?! –exclamó Fernando. La chica hizo un gesto afirmativo con la cabeza y cerró la ventana.
Ella bajó las escaleras a la volada, pero se detuvo frente al espejo del recibidor. Su cabello rubio estaba completamente despeinado y los ojos grises más brillantes que nunca. La cara estaba totalmente roja, dando a entender lo acalorada que estaba.
-Hola Fer –saludó la joven al abrir la puerta. Fernando hizo una mueca burlona al ver el aspecto de su amiga.
-¿Por qué no contestabas el celular? Me preocupé –la regañó el chico. Ella se sonrojó aún más.
-Es que… -. El cerebro de la rubia trabajaba a mil por hora, y aún así no encontraba excusas.-Es que… no lo oí.
Mala excusa, terriblemente mala, pero Fernando se la creyó.
-Mmm… ok. ¿Te molestaría si hablamos de Clarisse?
-¿De tu ex novia? ¿Por qué?
-Porque necesito desahogarme con alguien-. Andrea suspiró y con su mejor sonrisa se dispuso a escuchar a su amigo, claro está, escondiendo su euforia.
Autor: *Runa*.
Género: Comedia.
Aclaraciones: One-shot original. Todos los personajes y la trama son de mi completa autoría.
Saltaba encima de su cama, entonando la canción a voz en cuello. Los estruendosos versos de “Best Friend” retumbaban por la casa casi vacía.
Andrea no cabía en sí de alegría. ¡Fernando y esa chica habían terminado! Claro, después de tres meses "nada" muerta de celos, esta noticia era la mejor del mundo. Pero en esta ocasión, la joven se había guardado muy bien su opinión.
A sus dieciséis años, Andrea seguía siendo una niña. Esa tremenda euforia, a causa del sufrimiento de su amigo, era una actitud infantil y ella lo sabía. Pero, ¿no tenía derecho, después de meses verde de celos, para alegrarse con semejante noticia? ¿No podía ser infantil, aunque sea en su habitación?
El sonido incesante del celular era ahogado por la voz desafinada de Andrea y el volumen de la radio, por lo que la chica no se dio cuenta de las tres llamadas perdidas hasta que…
-¡Andrea! ¡Ábreme la puerta!
… la voz de Fernando se hizo oír por encima del bullicio. Andrea se quedó quieta, muda y bastante ruborizada.
-¡Sé que estás ahí!-. La voz del chico sonaba molesta. Mala señal.
-¡Fer! –gritó Andrea asomándose por la ventana de su cuarto, en la planta alta. -¡¿Qué pasa?!
-¡¿Me puedes abrir la puerta?! –exclamó Fernando. La chica hizo un gesto afirmativo con la cabeza y cerró la ventana.
Ella bajó las escaleras a la volada, pero se detuvo frente al espejo del recibidor. Su cabello rubio estaba completamente despeinado y los ojos grises más brillantes que nunca. La cara estaba totalmente roja, dando a entender lo acalorada que estaba.
-Hola Fer –saludó la joven al abrir la puerta. Fernando hizo una mueca burlona al ver el aspecto de su amiga.
-¿Por qué no contestabas el celular? Me preocupé –la regañó el chico. Ella se sonrojó aún más.
-Es que… -. El cerebro de la rubia trabajaba a mil por hora, y aún así no encontraba excusas.-Es que… no lo oí.
Mala excusa, terriblemente mala, pero Fernando se la creyó.
-Mmm… ok. ¿Te molestaría si hablamos de Clarisse?
-¿De tu ex novia? ¿Por qué?
-Porque necesito desahogarme con alguien-. Andrea suspiró y con su mejor sonrisa se dispuso a escuchar a su amigo, claro está, escondiendo su euforia.
jueves, 11 de septiembre de 2008
¿Celos?
Título: Celos.
Autor: *Runa*.
Género: Comedia/Romance.
Aclaraciones: One-shot original. Todos los personajes y la trama son de mi completa autoría.
No, no eran celos, de eso estaba segura. No eran celos y por eso paseaba casualmente por donde Fernando y esa chica paseaban. No estaba celosa, claro que no.
La cita entre ellos dos había sido un puto desastre, gracias a la intervención del trío de amigas de Andrea. Pero por suerte, la gran amistad que los unía seguía intacta. Y a final de cuentas, ambos se habían reído de esa locura de "estamos enamorados el uno del otro".
Andrea se ocultó detrás de un arbusto en aquél bonito parque. Ellos se dirigían directo hacían donde, se supone, ella no estaba.
"Oh sí, no estoy nada celosa" pensó la rubia con fastidio, mientras veía como esa chica se colgaba del brazo de Fernando. "Zorra..."
Los ojos grises siguieron a la parejita. Desde que ellos dos habían empezado a salir, ella estaba de un humor de miedo. Y, como era de esperarse, sus amigas se habían dado cuenta.
"-Son celos -había afirmado Flor con tal seguridad que Andrea no había respondido inmediatamente.
-¿Celosa? ¿Yo? Sí, como no -había respondido la joven con todo el sarcasmo que su voz pudo componer.
-Serás terca -se quejaba Raina alzando los ojos al cielo-. Tú, yo y el mundo entero nota que desde que Fernando sale con la chica esa, estás que muerdes al primer infeliz que se te cruce.
-Estás celosa -había corroborado Carla con una sonrisa divertida-, muy celosa si quieres mi opinión.
-Yo no estoy celosa -negaba Andrea con terquedad-. Sólo estoy... Sólo estoy...
-Celosa -completó Raina con seguridad. Andrea había soltado un suspiro y siguió protestando, pero nadie podía negar una cosa: Si ella era terca, sus amigas lo eran más."
Andrea frunció el ceño al recordar la conversación. Y soltó un suspiro ahogado por la incesante conversación entre Fernando y la chica.
"Se están moviendo" pensó ella y empezó a seguirlos, siempre detrás de los arbustos. Esos dos caminaban mucho, siempre con la rubia siguiéndolos. Pero había alguien que había notado la presencia de la chiquilla.
-Amorcito -llamó la chica, mirando con adoración a Fernando-. ¿Por qué nos está siguiendo una rubia?
"¡¿Amorcito?!" gritó mentalmente Andrea con furia.
-¿Una rubia? -preguntó Fernando extrañado. "Andrea no sería capaz de... ¿o sí?".
-Sí, vi a una chica rubia siguiendo -afirmó la novia de Fernando, señalando los arbustos en los que, casualmente, Andrea estaba "paseando".
-Quédate aquí, iré a ver -le pidió el muchacho. Su cara traía una mueca en la que la risa pugnaba por salir, pero no podía reírse, o Andrea se daría cuenta de que se acercaba.
Pero Andrea, al haber oído todo, logró poner pies en polvorosa antes de que Fernando llegue a su escondite.
-¡Clarisse, aquí no hay nada! -exclamó el joven, haciendo una leve mueca de decepción. De haber sido su amiga, se habría desarrollado una escena extremadamente divertida.
Regresó junto a Clarisse, algo menos animado y reanudaron su paseo.
Andrea, trepada en la copa de un árbol, los siguió observando. Ella no estaba celosa, no señor, sólo estaba preocupada por lo que esa chica le intentará hacer a su amigo. Era obvio que no estaba celosa. Claro, por eso los seguía a través de un parque completo, andando a gatas y generando bilis cada vez que esa llamaba "amorcito" a Fernando.
Y se siguió tratando de convencer a sí misma de que no lo estaba, porque todo el resto, incluso Fernando ya habían constatado lo evidente: Andrea se moría de celos. Y quizá era hora de que lo fuera aceptando.
Autor: *Runa*.
Género: Comedia/Romance.
Aclaraciones: One-shot original. Todos los personajes y la trama son de mi completa autoría.
No, no eran celos, de eso estaba segura. No eran celos y por eso paseaba casualmente por donde Fernando y esa chica paseaban. No estaba celosa, claro que no.
La cita entre ellos dos había sido un puto desastre, gracias a la intervención del trío de amigas de Andrea. Pero por suerte, la gran amistad que los unía seguía intacta. Y a final de cuentas, ambos se habían reído de esa locura de "estamos enamorados el uno del otro".
Andrea se ocultó detrás de un arbusto en aquél bonito parque. Ellos se dirigían directo hacían donde, se supone, ella no estaba.
"Oh sí, no estoy nada celosa" pensó la rubia con fastidio, mientras veía como esa chica se colgaba del brazo de Fernando. "Zorra..."
Los ojos grises siguieron a la parejita. Desde que ellos dos habían empezado a salir, ella estaba de un humor de miedo. Y, como era de esperarse, sus amigas se habían dado cuenta.
"-Son celos -había afirmado Flor con tal seguridad que Andrea no había respondido inmediatamente.
-¿Celosa? ¿Yo? Sí, como no -había respondido la joven con todo el sarcasmo que su voz pudo componer.
-Serás terca -se quejaba Raina alzando los ojos al cielo-. Tú, yo y el mundo entero nota que desde que Fernando sale con la chica esa, estás que muerdes al primer infeliz que se te cruce.
-Estás celosa -había corroborado Carla con una sonrisa divertida-, muy celosa si quieres mi opinión.
-Yo no estoy celosa -negaba Andrea con terquedad-. Sólo estoy... Sólo estoy...
-Celosa -completó Raina con seguridad. Andrea había soltado un suspiro y siguió protestando, pero nadie podía negar una cosa: Si ella era terca, sus amigas lo eran más."
Andrea frunció el ceño al recordar la conversación. Y soltó un suspiro ahogado por la incesante conversación entre Fernando y la chica.
"Se están moviendo" pensó ella y empezó a seguirlos, siempre detrás de los arbustos. Esos dos caminaban mucho, siempre con la rubia siguiéndolos. Pero había alguien que había notado la presencia de la chiquilla.
-Amorcito -llamó la chica, mirando con adoración a Fernando-. ¿Por qué nos está siguiendo una rubia?
"¡¿Amorcito?!" gritó mentalmente Andrea con furia.
-¿Una rubia? -preguntó Fernando extrañado. "Andrea no sería capaz de... ¿o sí?".
-Sí, vi a una chica rubia siguiendo -afirmó la novia de Fernando, señalando los arbustos en los que, casualmente, Andrea estaba "paseando".
-Quédate aquí, iré a ver -le pidió el muchacho. Su cara traía una mueca en la que la risa pugnaba por salir, pero no podía reírse, o Andrea se daría cuenta de que se acercaba.
Pero Andrea, al haber oído todo, logró poner pies en polvorosa antes de que Fernando llegue a su escondite.
-¡Clarisse, aquí no hay nada! -exclamó el joven, haciendo una leve mueca de decepción. De haber sido su amiga, se habría desarrollado una escena extremadamente divertida.
Regresó junto a Clarisse, algo menos animado y reanudaron su paseo.
Andrea, trepada en la copa de un árbol, los siguió observando. Ella no estaba celosa, no señor, sólo estaba preocupada por lo que esa chica le intentará hacer a su amigo. Era obvio que no estaba celosa. Claro, por eso los seguía a través de un parque completo, andando a gatas y generando bilis cada vez que esa llamaba "amorcito" a Fernando.
Y se siguió tratando de convencer a sí misma de que no lo estaba, porque todo el resto, incluso Fernando ya habían constatado lo evidente: Andrea se moría de celos. Y quizá era hora de que lo fuera aceptando.
jueves, 4 de septiembre de 2008
Héroe.
Título: Héroe.
Autor: *Runa*.
Género: General.
Aclaraciones: One-shot original. Todos los personajes y la trama son de mi absoluta propiedad. Basado en la canción "Hero" de Nickelback. Tengo una obsesión por ese grupo.
Estaba solo, tan solo como puede estar un hombre. Caminaba por las calles de la ciudad pateando una lata vacía que se interponía en mi camino. Mis ojos reflejaban el cielo ya oscuro y salpicado de estrellas. La luna brillaba de manera impresionante, casi sentía que la podía tocar.Y todo estaba tan calmado.
Un grito destrozó la quietud de la noche, dos disparos rasgaron el aire.
Miré a mi alrededor, asustado, pálido, intranquilo. El grito provenía de un lugar cercano. Y una voz en mi cabeza me dijo que un héroe podría salvar al dueño de esa voz.
Yo no le hice caso y seguí caminando. Hasta esos momentos jamás había deseado ser un héroe y tampoco ahora muestro entusiasmo por serlo. Apreté el paso. Mi respiración era entrecortada y la voz seguía resonando en mi cabeza.
Pasé una mano por mis cabellos desgreñados y cerré los ojos. Ese fue un grave error.
No los vi venir, ni a la mujer ensangrentada que huía dando traspiés, ni al hombre alto que traía la pistola en la mano.
Choqué violentamente con la mujer, que al parecer, tenía una herida de bala en el costado derecho. Yo estaba anonadado, sin poder hablar o moverme.
El hombre sonrió, ahora tenía dos víctimas. ¿Qué era lo que quería? ¿Por qué nos miraba así? No lo sabía, hasta que noté el brillo de maldad en sus ojos fríos y como levantaba la pistola, que apuntaba directamente a la cabeza de la mujer. Y disparó.
Nunca supe por qué actúe así, mis reflejos no eran tan rápidos. Sentí un tremendo dolor en el hombro izquierdo. Había salvado a la mujer.
Él disparó de nuevo. Y yo volví a escudarla con mi cuerpo. Más dolor y tres disparos más. Después todo se volvió negro.
No hubo más dolor, no sentí más disparos ni la respiración entrecortada de la mujer. ¿Había muerto? ¿Estaba realmente muerto o quizá sólo me lo imaginaba?
Desperté por la luminosidad del cielo, casi dorada. Miré mis brazos buscando rastros de sangre, en vano. Estaba completamente limpio, no sentía el horrendo dolor de las balas, y experimentaba una paz extraña. ¿Qué era ese lugar?
Alcé la vista en busca de la mujer o del asesino, sin éxito. Sólo estábamos ese cielo tan luminoso y yo. Pero también estaba esa voz insistente en mi cabeza, que repetía:"Eres un héroe, a pesar de nunca haberlo planeado, casi accidentalmente eres un héroe."
Autor: *Runa*.
Género: General.
Aclaraciones: One-shot original. Todos los personajes y la trama son de mi absoluta propiedad. Basado en la canción "Hero" de Nickelback. Tengo una obsesión por ese grupo.
Estaba solo, tan solo como puede estar un hombre. Caminaba por las calles de la ciudad pateando una lata vacía que se interponía en mi camino. Mis ojos reflejaban el cielo ya oscuro y salpicado de estrellas. La luna brillaba de manera impresionante, casi sentía que la podía tocar.Y todo estaba tan calmado.
Un grito destrozó la quietud de la noche, dos disparos rasgaron el aire.
Miré a mi alrededor, asustado, pálido, intranquilo. El grito provenía de un lugar cercano. Y una voz en mi cabeza me dijo que un héroe podría salvar al dueño de esa voz.
Yo no le hice caso y seguí caminando. Hasta esos momentos jamás había deseado ser un héroe y tampoco ahora muestro entusiasmo por serlo. Apreté el paso. Mi respiración era entrecortada y la voz seguía resonando en mi cabeza.
Pasé una mano por mis cabellos desgreñados y cerré los ojos. Ese fue un grave error.
No los vi venir, ni a la mujer ensangrentada que huía dando traspiés, ni al hombre alto que traía la pistola en la mano.
Choqué violentamente con la mujer, que al parecer, tenía una herida de bala en el costado derecho. Yo estaba anonadado, sin poder hablar o moverme.
El hombre sonrió, ahora tenía dos víctimas. ¿Qué era lo que quería? ¿Por qué nos miraba así? No lo sabía, hasta que noté el brillo de maldad en sus ojos fríos y como levantaba la pistola, que apuntaba directamente a la cabeza de la mujer. Y disparó.
Nunca supe por qué actúe así, mis reflejos no eran tan rápidos. Sentí un tremendo dolor en el hombro izquierdo. Había salvado a la mujer.
Él disparó de nuevo. Y yo volví a escudarla con mi cuerpo. Más dolor y tres disparos más. Después todo se volvió negro.
No hubo más dolor, no sentí más disparos ni la respiración entrecortada de la mujer. ¿Había muerto? ¿Estaba realmente muerto o quizá sólo me lo imaginaba?
Desperté por la luminosidad del cielo, casi dorada. Miré mis brazos buscando rastros de sangre, en vano. Estaba completamente limpio, no sentía el horrendo dolor de las balas, y experimentaba una paz extraña. ¿Qué era ese lugar?
Alcé la vista en busca de la mujer o del asesino, sin éxito. Sólo estábamos ese cielo tan luminoso y yo. Pero también estaba esa voz insistente en mi cabeza, que repetía:"Eres un héroe, a pesar de nunca haberlo planeado, casi accidentalmente eres un héroe."
viernes, 29 de agosto de 2008
Confusión.
Título: Confusión.
Autor: *Runa*
Género: Humor/Romance.
Aclaraciones: One-shot original.
Ella caminaba por la acerca, con las manos en los bolsillos de la chamarra y cara de cometer homicidio. Nadie en su sano juicio se atrevería a hablarle, pues despedía un aura de enojo que aterraría al más valiente. No serían más de las siete y media de la mañana, pero la muchacha disfrutaba levantarse temprano para despejar la mente. Y eso era justamente lo que necesitaba.
No estaba enamorada. Sus amigas podían decir misa si querían pero ella no estaba enamorada de Fernando. No, no y más no.
Ellos eran amigos. ¿Qué tanto costaba entenderlo? Pero claro, con amigas como ellas...
-Te enamoraste, acéptalo Andrea -le insistía Carla con una sonrisa divertida pintada en el rostro. Raina y Flor también sonreían.
-¡Ya les dije que solo somos amigos! -exclamó ella, con la cara totalmente colorada- Además, yo no me enamoraría de Fernando, ¡es horrible!
-¿Horrible? -preguntó Raina con falsa ingenuidad-, ¡que va! Si es una belleza de persona...
-Con una cara algo fea -completó Flor con sonrisa divertida-, y tú eres, posiblemente, la adolescente con peor gusto en la historia del mundo.
Andrea gruñó al recordarlo. Era imposible hacerlas cambiar de opinión, Fernando y ella eran una "parejita". Ella rodó los ojos y gruñó un poco más. No era justo. ¿Por qué con él? ¿Por qué malinterpretar una linda amistad con algo más? ¿Acababa de decir "linda"? Dios, eso del am... ejem, amistad la empezaba a afectar. Y lo que era peor, ¿era únicamente amistad lo que había entre ellos o en serio parecía algo más?
-Hey, Andre, ¿qué tal? -la saludó Fernando, interrumpiendo sus pensamientos. Ella detuvo su caminata y volteó a ver. Él la saludaba animadamente, con un brillo alegre en los ojos oscuros - algo realmente raro en el chico - y el espeso cabello oscuro desgreñado.
-Hola Fernando -contestó ella, tratando de no sonrojarse. ¡Diablos! ¿Qué demonios hacía él en el parque tan temprano? Y justamente cuando estaba de tan mal humor.
-¿Pasa algo? -inquirió Fernando escrutando suspicazmente el rostro de su linda amiga. Porque sí, Andrea era linda. Solo tenía un defecto físico, según ella: Era gorda.
En realidad, ella no era gorda, solo gruesa, ¿pero qué más daba en ese momento?
-No, nada -tartamudeó ella apresuradamente. Se disponía a reanudar su apresurada marcha, pero Fernando la conocía demasiado como para saber que algo andaba mal.
-¡Eh! - Fernando la había agarrado por un brazo, y al ser mucho más alto y fuerte que ella, no le fue difícil retenerla-. ¿Puedo saber qué pasa?
-Que nada -le dijo ella con brusquedad. Él la soltó con mucha sorpresa. Sorpresa que aumentó al salir Andrea corriendo del lugar.
¡Qué idiota era! Se reprochaba mentalemente la muchacha. Haberse comportado como una completa imbécil con su amigo. Pero es que, ¡la confundían tanto! ¿Sería que de tanto repetirle que estaba enamorada de Fernando, hasta ella se lo había creído? No, no, no y mil veces no. Ella no se enamoraría de ese chico. Eso estaba mentalizado desde que empezaron a hacerse amigos.
Su celular sonó. Era él. ¡Era tan terco! Pero le encantaba que lo fuera... ¡Por Dios Andrea, ¿te das cuenta de lo qué dices?!
Un mensaje de texto, que ella no leyó. Otro más. Después otras tres llamadas y un último mensaje.
Andrea decidió que al menos el último lo leería. Y así lo hizo:
"Andre, sé que tal vez estés molesta por algo. Te conozco, y sé que no sueles actuar así.
¿Qué pasa contigo? Bien, yo... al momento de verte, había querido preguntarte algo.
Pero... quizá me mandes al carajo. Bueno, lo que te quería preguntar es... si tú, ehm...
si tú querrías salir conmigo. En una cita.
Eso es todo. Esperaré a que me respondas, te quiero.
Un beso, Fernando."
Su cara adquirió un tono rojizo y sus ojos grises brillaron. Si antes estaba confundida, ahora lo estaba más. Pero la adolescencia trataba de eso, ¿verdad? De caerse y volver a intentarlo. De arriesgarse a todo y aprender por las malas. Ya lo había decidido. Se encaminó hacía la casa de Fernando, con su decición tomada.
Autor: *Runa*
Género: Humor/Romance.
Aclaraciones: One-shot original.
Ella caminaba por la acerca, con las manos en los bolsillos de la chamarra y cara de cometer homicidio. Nadie en su sano juicio se atrevería a hablarle, pues despedía un aura de enojo que aterraría al más valiente. No serían más de las siete y media de la mañana, pero la muchacha disfrutaba levantarse temprano para despejar la mente. Y eso era justamente lo que necesitaba.
No estaba enamorada. Sus amigas podían decir misa si querían pero ella no estaba enamorada de Fernando. No, no y más no.
Ellos eran amigos. ¿Qué tanto costaba entenderlo? Pero claro, con amigas como ellas...
-Te enamoraste, acéptalo Andrea -le insistía Carla con una sonrisa divertida pintada en el rostro. Raina y Flor también sonreían.
-¡Ya les dije que solo somos amigos! -exclamó ella, con la cara totalmente colorada- Además, yo no me enamoraría de Fernando, ¡es horrible!
-¿Horrible? -preguntó Raina con falsa ingenuidad-, ¡que va! Si es una belleza de persona...
-Con una cara algo fea -completó Flor con sonrisa divertida-, y tú eres, posiblemente, la adolescente con peor gusto en la historia del mundo.
Andrea gruñó al recordarlo. Era imposible hacerlas cambiar de opinión, Fernando y ella eran una "parejita". Ella rodó los ojos y gruñó un poco más. No era justo. ¿Por qué con él? ¿Por qué malinterpretar una linda amistad con algo más? ¿Acababa de decir "linda"? Dios, eso del am... ejem, amistad la empezaba a afectar. Y lo que era peor, ¿era únicamente amistad lo que había entre ellos o en serio parecía algo más?
-Hey, Andre, ¿qué tal? -la saludó Fernando, interrumpiendo sus pensamientos. Ella detuvo su caminata y volteó a ver. Él la saludaba animadamente, con un brillo alegre en los ojos oscuros - algo realmente raro en el chico - y el espeso cabello oscuro desgreñado.
-Hola Fernando -contestó ella, tratando de no sonrojarse. ¡Diablos! ¿Qué demonios hacía él en el parque tan temprano? Y justamente cuando estaba de tan mal humor.
-¿Pasa algo? -inquirió Fernando escrutando suspicazmente el rostro de su linda amiga. Porque sí, Andrea era linda. Solo tenía un defecto físico, según ella: Era gorda.
En realidad, ella no era gorda, solo gruesa, ¿pero qué más daba en ese momento?
-No, nada -tartamudeó ella apresuradamente. Se disponía a reanudar su apresurada marcha, pero Fernando la conocía demasiado como para saber que algo andaba mal.
-¡Eh! - Fernando la había agarrado por un brazo, y al ser mucho más alto y fuerte que ella, no le fue difícil retenerla-. ¿Puedo saber qué pasa?
-Que nada -le dijo ella con brusquedad. Él la soltó con mucha sorpresa. Sorpresa que aumentó al salir Andrea corriendo del lugar.
¡Qué idiota era! Se reprochaba mentalemente la muchacha. Haberse comportado como una completa imbécil con su amigo. Pero es que, ¡la confundían tanto! ¿Sería que de tanto repetirle que estaba enamorada de Fernando, hasta ella se lo había creído? No, no, no y mil veces no. Ella no se enamoraría de ese chico. Eso estaba mentalizado desde que empezaron a hacerse amigos.
Su celular sonó. Era él. ¡Era tan terco! Pero le encantaba que lo fuera... ¡Por Dios Andrea, ¿te das cuenta de lo qué dices?!
Un mensaje de texto, que ella no leyó. Otro más. Después otras tres llamadas y un último mensaje.
Andrea decidió que al menos el último lo leería. Y así lo hizo:
"Andre, sé que tal vez estés molesta por algo. Te conozco, y sé que no sueles actuar así.
¿Qué pasa contigo? Bien, yo... al momento de verte, había querido preguntarte algo.
Pero... quizá me mandes al carajo. Bueno, lo que te quería preguntar es... si tú, ehm...
si tú querrías salir conmigo. En una cita.
Eso es todo. Esperaré a que me respondas, te quiero.
Un beso, Fernando."
Su cara adquirió un tono rojizo y sus ojos grises brillaron. Si antes estaba confundida, ahora lo estaba más. Pero la adolescencia trataba de eso, ¿verdad? De caerse y volver a intentarlo. De arriesgarse a todo y aprender por las malas. Ya lo había decidido. Se encaminó hacía la casa de Fernando, con su decición tomada.
viernes, 25 de julio de 2008
Caminos de un sueño. I
Nya, el primer fic que cuelgo aquí.
Título: Caminos de un sueño.
Autora: *Runa*
Género: Romance / Humor.
Aclaraciones: Todos los personajes son de mi propiedad, en vista de que yo los inventé. Lo único que no es mío, son las canciones en las que baso los capítulos, siendo la primera “Ordinary Day” de Vanesa Carlton.
Nº de Capítulo: 1.
Ordinary Day.
Solo un día, un día ordinario. Un momento más tratando de sobrevivir. Sin nada extraordinario, buscando un trabajo para subsistir. Y yo seguía caminando. Caminaba por el parque, pensando en mis asuntos y de repente lo vi.
Era alto, pero no tenía nada extraordinario. Solo era un muchacho, pero miraba al cielo sonriendo. Y logre ver sus ojos, azules como el cielo que miraba, y seguía sonriendo.
Yo estaba paralizada, no podía dejar de mirarlo. Y creo que lo notó. Bajó su mirada y la dirigió a mí. Sentí ganas de echar a correr, pero me quedé allí.
- ¿Puedes mirar el cielo? Es precioso – me dijo. Su voz era ordinaria, sin nada de especial, y sin embargo; me paralizó. ¿Qué clase de persona viene tan campante a decirte eso.
- Yo… -. No sabía que contestar, estaba muda. Él me seguía mirando. Demonios, ¿no debería ser un crimen tener unos ojos así de bellos? No pude dejar de mirarlo, y se me acercó.
Yo apenas sí recordaba como respirar. Su sonrisa me atontaba, y mis ojos no se apartaban de los suyos.
- ¿Ha visto alguna vez una estrella fugaz?- me volvió a preguntar. Ok, este chico me hacía preguntas raras, pero no sentía miedo de él.
- Etto… -. Oh, sí, yo y mis brillantes respuestas. Él me seguía sonriendo. Un gesto afable, esa era su expresión. Y yo aparté los ojos, miré al suelo.
- ¿Puedes seguir adelante? -. Esa fue su última pregunta, antes de dar media vuelta y empezar a caminar.
Pasaron unos minutos, antes de que yo reaccionara y echara a correr detrás de él. Había comprendido de repente que cada día debemos tratar de seguir adelante, de conseguir lo que quiero, de brillar para seguir, como si fuera una estrella fugaz. Y lo alcancé. Él sonreía radiante y me tomó la mano.
- Vive mientras puedas, Ariana – me aconsejó -. ¿Acaso no puedes ver tus sueños en la palma de tu mano?
Me descolocó, lo observe muda clavando mis ojos pardos en su mirada. Su sonrisa me gustaba, a pesar de ser inquietante. Y volvió a hablarme, pero ya no sentí miedo. Mas bajé la mirada, otra vez.
- No me debes tener miedo, Ariana -. Juro que jamás oí palabras más tranquilizadoras, ni ayer, ni hoy, ni nunca. Y ese chico, con delicadeza tomo mi barbilla y me hizo mirarlo a los ojos. Sus ojos opacaron hasta al mismo sol, que brillaba con intensidad. Y entendí que no era un extraño, que lo conocía, pero no sabía de donde.
- Por favor, ven conmigo – pidió -. Trata de ver el mundo que yo veo, intenta rozar las estrellas con tus dedos. Todavía no es tiempo de que huyas, aún no.
Mis dedos se entrelazaron con los suyos, uniendo más las palmas de nuestras manos. Su gesto ahora era de tristeza.
- No lo puedes ver, ¿verdad? -. ¿Ver qué? Me preguntaba. Y ya no estaba, su mano soltó la mía, y el chico había desaparecido.
Y me encontré en mi cama. Fue un sueño, solo un sueño. La tristeza que sentí me oprimía el pecho. ¿Qué me había querido decir? Pero era un sueño, ese chico solo había estado en mi cabeza. ¿No me preguntó si podía salir adelante? Juro, que fue real. Se veía real, tan real como la misma realidad.
No sé por qué miré hacia la puerta, pero me alegré de hacerlo. Allí estaba él, con los castaños cabellos despeinados y los ojos azules mirándome fijo. Sonreí y levanté la mirada al techo, pero… ya no había techo. Solo se apreciaban el cielo y las estrellas donde hasta hace unos instantes había estado el dichoso techo.
- Por favor, ven conmigo – volvió a pedir -. Trata de ver el mundo que yo veo, intenta rozar las estrellas con tus dedos. Todavía no es tiempo de que huyas, aún no.
Escrute su rostro, tratando de comprender el significado de las palabras ya dichas, pero no tuve tiempo. Él se me había acercado tanto a la cara que pude sentir su aliento. Y antes de poder decir algo, me besó. Un pequeño beso, un beso inocente. Y tan inesperadamente como vino, tan inesperadamente desapareció.
Y volví a despertar, todavía con el sabor del beso en los labios. Pero el chico no estaba. Solo vi a mi novio a mi costado, durmiendo en la misma cama que yo, como pasaba desde hacia tres años.
Mi novio y yo… esa ya es otra historia. Solo pude asegurar una cosa, ese beso fue real y el chico también, y yo no iba a parar hasta encontrarlo.
Título: Caminos de un sueño.
Autora: *Runa*
Género: Romance / Humor.
Aclaraciones: Todos los personajes son de mi propiedad, en vista de que yo los inventé. Lo único que no es mío, son las canciones en las que baso los capítulos, siendo la primera “Ordinary Day” de Vanesa Carlton.
Nº de Capítulo: 1.
Ordinary Day.
Solo un día, un día ordinario. Un momento más tratando de sobrevivir. Sin nada extraordinario, buscando un trabajo para subsistir. Y yo seguía caminando. Caminaba por el parque, pensando en mis asuntos y de repente lo vi.
Era alto, pero no tenía nada extraordinario. Solo era un muchacho, pero miraba al cielo sonriendo. Y logre ver sus ojos, azules como el cielo que miraba, y seguía sonriendo.
Yo estaba paralizada, no podía dejar de mirarlo. Y creo que lo notó. Bajó su mirada y la dirigió a mí. Sentí ganas de echar a correr, pero me quedé allí.
- ¿Puedes mirar el cielo? Es precioso – me dijo. Su voz era ordinaria, sin nada de especial, y sin embargo; me paralizó. ¿Qué clase de persona viene tan campante a decirte eso.
- Yo… -. No sabía que contestar, estaba muda. Él me seguía mirando. Demonios, ¿no debería ser un crimen tener unos ojos así de bellos? No pude dejar de mirarlo, y se me acercó.
Yo apenas sí recordaba como respirar. Su sonrisa me atontaba, y mis ojos no se apartaban de los suyos.
- ¿Ha visto alguna vez una estrella fugaz?- me volvió a preguntar. Ok, este chico me hacía preguntas raras, pero no sentía miedo de él.
- Etto… -. Oh, sí, yo y mis brillantes respuestas. Él me seguía sonriendo. Un gesto afable, esa era su expresión. Y yo aparté los ojos, miré al suelo.
- ¿Puedes seguir adelante? -. Esa fue su última pregunta, antes de dar media vuelta y empezar a caminar.
Pasaron unos minutos, antes de que yo reaccionara y echara a correr detrás de él. Había comprendido de repente que cada día debemos tratar de seguir adelante, de conseguir lo que quiero, de brillar para seguir, como si fuera una estrella fugaz. Y lo alcancé. Él sonreía radiante y me tomó la mano.
- Vive mientras puedas, Ariana – me aconsejó -. ¿Acaso no puedes ver tus sueños en la palma de tu mano?
Me descolocó, lo observe muda clavando mis ojos pardos en su mirada. Su sonrisa me gustaba, a pesar de ser inquietante. Y volvió a hablarme, pero ya no sentí miedo. Mas bajé la mirada, otra vez.
- No me debes tener miedo, Ariana -. Juro que jamás oí palabras más tranquilizadoras, ni ayer, ni hoy, ni nunca. Y ese chico, con delicadeza tomo mi barbilla y me hizo mirarlo a los ojos. Sus ojos opacaron hasta al mismo sol, que brillaba con intensidad. Y entendí que no era un extraño, que lo conocía, pero no sabía de donde.
- Por favor, ven conmigo – pidió -. Trata de ver el mundo que yo veo, intenta rozar las estrellas con tus dedos. Todavía no es tiempo de que huyas, aún no.
Mis dedos se entrelazaron con los suyos, uniendo más las palmas de nuestras manos. Su gesto ahora era de tristeza.
- No lo puedes ver, ¿verdad? -. ¿Ver qué? Me preguntaba. Y ya no estaba, su mano soltó la mía, y el chico había desaparecido.
Y me encontré en mi cama. Fue un sueño, solo un sueño. La tristeza que sentí me oprimía el pecho. ¿Qué me había querido decir? Pero era un sueño, ese chico solo había estado en mi cabeza. ¿No me preguntó si podía salir adelante? Juro, que fue real. Se veía real, tan real como la misma realidad.
No sé por qué miré hacia la puerta, pero me alegré de hacerlo. Allí estaba él, con los castaños cabellos despeinados y los ojos azules mirándome fijo. Sonreí y levanté la mirada al techo, pero… ya no había techo. Solo se apreciaban el cielo y las estrellas donde hasta hace unos instantes había estado el dichoso techo.
- Por favor, ven conmigo – volvió a pedir -. Trata de ver el mundo que yo veo, intenta rozar las estrellas con tus dedos. Todavía no es tiempo de que huyas, aún no.
Escrute su rostro, tratando de comprender el significado de las palabras ya dichas, pero no tuve tiempo. Él se me había acercado tanto a la cara que pude sentir su aliento. Y antes de poder decir algo, me besó. Un pequeño beso, un beso inocente. Y tan inesperadamente como vino, tan inesperadamente desapareció.
Y volví a despertar, todavía con el sabor del beso en los labios. Pero el chico no estaba. Solo vi a mi novio a mi costado, durmiendo en la misma cama que yo, como pasaba desde hacia tres años.
Mi novio y yo… esa ya es otra historia. Solo pude asegurar una cosa, ese beso fue real y el chico también, y yo no iba a parar hasta encontrarlo.
Me presento xP
Nya, me quiero presentar, pero no sé como. ¿Qué digo? Mmm...
¡Ya sé!
Etto.. Hola, soy *Runa*, tengo 15 años y soy del signo Tauro. Mi cumpleaños es el 30 de abril, o eso dice mi partida de nacimiento.
Me gustan los deportes - quidditch incluído - , la música, canto todo el día y soy tremendamente irritante si me lo propongo.
Amo el helado *¬* , la fanta, a Nickelback y, quiero ser abogada y caricaturista.
Soy molesta, un piojo insistente que no pasa el 1.57 cms. y tengo un genio de los mil demonios (o eso dicen, yo realmente creo que soy dulce y tierna).
Me jode que me manden, me presionen o me impongan reglas estúpidas.
Soy miembro del foro "Los Malos Fics y sus autores", Alias "Paladines de la pureza del fandom", "Los sin-vida", "Hijos de la ***", etc., etc., etc.,
También soy miembro de PLAP, otro foro mala leche que se dedica a cazar plagios como si de mach... ejem, como si de un torneo se tratara.
Y, soy miembro del foro antiflammers, llamado "El Averno".
Soy defensora de los derechos de los animales (Ojo: eso no incluye a trolls, badfickers o chicos), una feminista y la líder de C.A.M.I. (Club Anti Machos Insensibles).
¡Ya sé!
Etto.. Hola, soy *Runa*, tengo 15 años y soy del signo Tauro. Mi cumpleaños es el 30 de abril, o eso dice mi partida de nacimiento.
Me gustan los deportes - quidditch incluído - , la música, canto todo el día y soy tremendamente irritante si me lo propongo.
Amo el helado *¬* , la fanta, a Nickelback y, quiero ser abogada y caricaturista.
Soy molesta, un piojo insistente que no pasa el 1.57 cms. y tengo un genio de los mil demonios (o eso dicen, yo realmente creo que soy dulce y tierna).
Me jode que me manden, me presionen o me impongan reglas estúpidas.
Soy miembro del foro "Los Malos Fics y sus autores", Alias "Paladines de la pureza del fandom", "Los sin-vida", "Hijos de la ***", etc., etc., etc.,
También soy miembro de PLAP, otro foro mala leche que se dedica a cazar plagios como si de mach... ejem, como si de un torneo se tratara.
Y, soy miembro del foro antiflammers, llamado "El Averno".
Soy defensora de los derechos de los animales (Ojo: eso no incluye a trolls, badfickers o chicos), una feminista y la líder de C.A.M.I. (Club Anti Machos Insensibles).
Etiquetas:
*runita*,
el ser más bello de la tierra.,
yo
Suscribirse a:
Entradas (Atom)