viernes, 29 de agosto de 2008

Confusión.

Título: Confusión.

Autor: *Runa*

Género: Humor/Romance.

Aclaraciones: One-shot original.

Ella caminaba por la acerca, con las manos en los bolsillos de la chamarra y cara de cometer homicidio. Nadie en su sano juicio se atrevería a hablarle, pues despedía un aura de enojo que aterraría al más valiente. No serían más de las siete y media de la mañana, pero la muchacha disfrutaba levantarse temprano para despejar la mente. Y eso era justamente lo que necesitaba.

No estaba enamorada. Sus amigas podían decir misa si querían pero ella no estaba enamorada de Fernando. No, no y más no.

Ellos eran amigos. ¿Qué tanto costaba entenderlo? Pero claro, con amigas como ellas...

-Te enamoraste, acéptalo Andrea -le insistía Carla con una sonrisa divertida pintada en el rostro. Raina y Flor también sonreían.

-¡Ya les dije que solo somos amigos! -exclamó ella, con la cara totalmente colorada- Además, yo no me enamoraría de Fernando, ¡es horrible!

-¿Horrible? -preguntó Raina con falsa ingenuidad-, ¡que va! Si es una belleza de persona...

-Con una cara algo fea -completó Flor con sonrisa divertida-, y tú eres, posiblemente, la adolescente con peor gusto en la historia del mundo.

Andrea gruñó al recordarlo. Era imposible hacerlas cambiar de opinión, Fernando y ella eran una "parejita". Ella rodó los ojos y gruñó un poco más. No era justo. ¿Por qué con él? ¿Por qué malinterpretar una linda amistad con algo más? ¿Acababa de decir "linda"? Dios, eso del am... ejem, amistad la empezaba a afectar. Y lo que era peor, ¿era únicamente amistad lo que había entre ellos o en serio parecía algo más?

-Hey, Andre, ¿qué tal? -la saludó Fernando, interrumpiendo sus pensamientos. Ella detuvo su caminata y volteó a ver. Él la saludaba animadamente, con un brillo alegre en los ojos oscuros - algo realmente raro en el chico - y el espeso cabello oscuro desgreñado.

-Hola Fernando -contestó ella, tratando de no sonrojarse. ¡Diablos! ¿Qué demonios hacía él en el parque tan temprano? Y justamente cuando estaba de tan mal humor.

-¿Pasa algo? -inquirió Fernando escrutando suspicazmente el rostro de su linda amiga. Porque sí, Andrea era linda. Solo tenía un defecto físico, según ella: Era gorda.
En realidad, ella no era gorda, solo gruesa, ¿pero qué más daba en ese momento?

-No, nada -tartamudeó ella apresuradamente. Se disponía a reanudar su apresurada marcha, pero Fernando la conocía demasiado como para saber que algo andaba mal.

-¡Eh! - Fernando la había agarrado por un brazo, y al ser mucho más alto y fuerte que ella, no le fue difícil retenerla-. ¿Puedo saber qué pasa?

-Que nada -le dijo ella con brusquedad. Él la soltó con mucha sorpresa. Sorpresa que aumentó al salir Andrea corriendo del lugar.

¡Qué idiota era! Se reprochaba mentalemente la muchacha. Haberse comportado como una completa imbécil con su amigo. Pero es que, ¡la confundían tanto! ¿Sería que de tanto repetirle que estaba enamorada de Fernando, hasta ella se lo había creído? No, no, no y mil veces no. Ella no se enamoraría de ese chico. Eso estaba mentalizado desde que empezaron a hacerse amigos.

Su celular sonó. Era él. ¡Era tan terco! Pero le encantaba que lo fuera... ¡Por Dios Andrea, ¿te das cuenta de lo qué dices?!

Un mensaje de texto, que ella no leyó. Otro más. Después otras tres llamadas y un último mensaje.

Andrea decidió que al menos el último lo leería. Y así lo hizo:

"Andre, sé que tal vez estés molesta por algo. Te conozco, y sé que no sueles actuar así.
¿Qué pasa contigo? Bien, yo... al momento de verte, había querido preguntarte algo.
Pero... quizá me mandes al carajo. Bueno, lo que te quería preguntar es... si tú, ehm...
si tú querrías salir conmigo. En una cita.
Eso es todo. Esperaré a que me respondas, te quiero.
Un beso, Fernando."

Su cara adquirió un tono rojizo y sus ojos grises brillaron. Si antes estaba confundida, ahora lo estaba más. Pero la adolescencia trataba de eso, ¿verdad? De caerse y volver a intentarlo. De arriesgarse a todo y aprender por las malas. Ya lo había decidido. Se encaminó hacía la casa de Fernando, con su decición tomada.